¿El consumo energético del Bitcoin? Superior al de Chile, Austria y la República Checa
¿Sabías que la criptomoneda más famosa del mundo, que muchos consideran como una verdadera revolución tecnológica, por el contrario está dando señas de ser una amenza para el planeta?
Como revela un interesante estudio publicado en Digiconomist, una única transacción de Bitcoin consume tanta energía como 713.000 operaciones efectuadas dentro del circuito VISA.
Y por si fuera poco, con la producción de nada menos que 36,95 millones de toneladas globales de CO2, la huella ecológica del ecosistema Bitcoin es equiparable a la de Nueva Zelanda y supera, en términos de energía eléctrica consumida, a países enteros, como Chile, Austria o la República Checa.
Cuando hablamos de nuevas tecnologías e inversiones, creo que es fundamental plantearse la cuestión en términos de sostenibilidad ambiental. Es por eso que, cuando he sabido que Elon Musk ha decidido invertir 1.500 millones de dólares en Bitcoins, me he quedado asombrado.
Venga ya, ¿el mismo Musk, el de la Tesla concebida para eliminar las emisiones debidas a los vehículos de combustión, ahora invierte en una amenza potencial para el medioambiente?
Echando mano de los datos, podemos afirmar que con la misma energía utilizada para efectuar una sola transacción en Bitcoins podría conducir mi Model S de Turín a Palermo, unos 1.500 km.
Sorprendente, ¿verdad?
El problema reside en la enorme potencia de cálculo que las operaciones de minado (creación) de nuevos Bitcoin requieren, dado que son llevadas a cabo mediante un algoritmo extremadamente complejo.
Cuanta más energía se requiere, mayor es la producción de CO2: si deseas examinar en detalle este estudio, al final del artículo encontrarás un enlace a los datos.
Desde el punto de vista financiero, creo que estarás de acuerdo conmigo en que resulta bastante complicado considerar el Bitcoin como una inversión fiable. Muchos analistas concuerdan en que el Bitcoin no ha dado todavía muestras de ser un instrumento “maduro”.
Personalmente, cuando hablamos de inversiones, prefiero saber exactamente cuáles son las decisiones y las acciones que crean concretamente valor.
Como empresario o mánager, cuando me veo teniendo que resolver un problema de producción, eficiencia o automatización, me resulta mucho más fácil comprender el valor de la inversión calculando si el flujo de caja generado, y su rendimiento, superarán con creces los costes que dicha inversión ha permitido eliminar.
De esta forma, no cabe duda que nuestro trabajo se simplifica, y te aseguro que, en el campo de la transformación de láminas de metal, en el que operamos, con este tipo de enfoque se pueden lograr resultados extraordinarios y concretos.
Por otro lado, utilizando la tecnología apropiada puedes reducir hasta un 20 % el consumo de materia prima en el proceso de elaboración de un mismo producto.
Esto no solo supone un ahorro considerable de materia prima en la fase de compra, sino que además notarás mejoras en el proceso de producción, que se volverá más sostenible, dado que ¡ni siquiera hará falta elaborar esa materia prima “en exceso”!
Y no solo eso: gracias a los nuevos sistemas servoeléctricos, los equipos de procesamiento consumen hasta un 75 % menos, comparados con los viejos, ya anticuados, sistemas hidráulicos, mientras que la incorporación del control de calidad en las líneas de producción permite reducir al mínimo los desechos de piezas no conformes.
Menos desechos, menos materia prima utilizada, menor necesidad de energía. ¡Esta sí que es una manera concreta e inteligente de generar valor para tu empresa y para el bien de nuestro planeta!
En mi libro La Revolución de la Eficiencia he descrito con detalle, y aportando numerosos casos de estudio, cómo una empresa metalmecánica puede sacar valor a partir de sus propios procesos y, sobre todo, de forma cada vez más sostenible.
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Enlace a los datos de Digiconomist: https://bit.ly/30iGvZb
Andrea Dallan
CEO – Dallan Spa